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Project-Project-Abigail, Día 2
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Antes de comenzar con el devocional de hoy, tómate un tiempo en oración para pedirle al Señor que te ayude a comprender Su Palabra. No olvides que la Palabra de Dios ha sido inspirada por el Espíritu Santo, y si has puesto tu fe en Cristo, el mismo Espíritu vive en ti. El Autor de la Biblia está contigo; así que pídele que te ayude a entender lo que estás leyendo.
A continuación, mientras lees los capítulos de hoy, considera las siguientes preguntas para ayudarte a guiar tu lectura.
1 ¿Cuáles son los puntos principales del pasaje?
2 ¿Qué dicen los capítulos sobre el carácter de Dios? Considera algunas de las formas en que se describe a Dios.
3 ¿Cómo puedes ver que el Evangelio se relaciona con los versículos que has leído?
4 ¿De qué manera puedes aplicar la lectura de hoy a tu vida diaria?
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“No te jactes del día de mañana; Porque no sabes qué dará de sí el día. Alábete el extraño, y no tu propia boca; El ajeno, y no los labios tuyos. Pesada es la piedra, y la arena pesa; Mas la ira del necio es más pesada que ambas. Cruel es la ira, e impetuoso el furor; Mas ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia? Mejor es reprensión manifiesta Que amor oculto. Fieles son las heridas del que ama; Pero importunos los besos del que aborrece. El hombre saciado desprecia el panal de miel; Pero al hambriento todo lo amargo es dulce. Cual ave que se va de su nido, Tal es el hombre que se va de su lugar. El ungüento y el perfume alegran el corazón, Y el cordial consejo del amigo, al hombre. No dejes a tu amigo, ni al amigo de tu padre; Ni vayas a la casa de tu hermano en el día de tu aflicción. Mejor es el vecino cerca que el hermano lejos. Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, Y tendré qué responder al que me agravie. El avisado ve el mal y se esconde; Mas los simples pasan y llevan el daño. Quítale su ropa al que salió fiador por el extraño; Y al que fía a la extraña, tómale prenda. El que bendice a su amigo en alta voz, madrugando de mañana, Por maldición se le contará. Gotera continua en tiempo de lluvia Y la mujer rencillosa, son semejantes; Pretender contenerla es como refrenar el viento, O sujetar el aceite en la mano derecha. Hierro con hierro se aguza; Y así el hombre aguza el rostro de su amigo. Quien cuida la higuera comerá su fruto, Y el que mira por los intereses de su señor, tendrá honra. Como en el agua el rostro corresponde al rostro, Así el corazón del hombre al del hombre. El Seol y el Abadón nunca se sacian; Así los ojos del hombre nunca están satisfechos. El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro, Y al hombre la boca del que lo alaba. Aunque majes al necio en un mortero entre granos de trigo majados con el pisón, No se apartará de él su necedad. Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, Y mira con cuidado por tus rebaños; Porque las riquezas no duran para siempre; ¿Y será la corona para perpetuas generaciones? Saldrá la grama, aparecerá la hierba, Y se segarán las hierbas de los montes. Los corderos son para tus vestidos, Y los cabritos para el precio del campo; Y abundancia de leche de las cabras para tu mantenimiento, para mantenimiento de tu casa, Y para sustento de tus criadas.”
Proverbios 27:1-27 RVR1960
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“Huye el impío sin que nadie lo persiga; Mas el justo está confiado como un león. Por la rebelión de la tierra sus príncipes son muchos; Mas por el hombre entendido y sabio permanece estable. El hombre pobre y robador de los pobres Es como lluvia torrencial que deja sin pan. Los que dejan la ley alaban a los impíos; Mas los que la guardan contenderán con ellos. Los hombres malos no entienden el juicio; Mas los que buscan a Jehová entienden todas las cosas. Mejor es el pobre que camina en su integridad, Que el de perversos caminos y rico. El que guarda la ley es hijo prudente; Mas el que es compañero de glotones avergüenza a su padre. El que aumenta sus riquezas con usura y crecido interés, Para aquel que se compadece de los pobres las aumenta. El que aparta su oído para no oír la ley, Su oración también es abominable. El que hace errar a los rectos por el mal camino, Él caerá en su misma fosa; Mas los perfectos heredarán el bien. El hombre rico es sabio en su propia opinión; Mas el pobre entendido lo escudriña. Cuando los justos se alegran, grande es la gloria; Mas cuando se levantan los impíos, tienen que esconderse los hombres. El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia. Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios; Mas el que endurece su corazón caerá en el mal. León rugiente y oso hambriento Es el príncipe impío sobre el pueblo pobre. El príncipe falto de entendimiento multiplicará la extorsión; Mas el que aborrece la avaricia prolongará sus días. El hombre cargado de la sangre de alguno Huirá hasta el sepulcro, y nadie le detendrá. El que en integridad camina será salvo; Mas el de perversos caminos caerá en alguno. El que labra su tierra se saciará de pan; Mas el que sigue a los ociosos se llenará de pobreza. El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones; Mas el que se apresura a enriquecerse no será sin culpa. Hacer acepción de personas no es bueno; Hasta por un bocado de pan prevaricará el hombre. Se apresura a ser rico el avaro, Y no sabe que le ha de venir pobreza. El que reprende al hombre, hallará después mayor gracia Que el que lisonjea con la lengua. El que roba a su padre o a su madre, y dice que no es maldad, Compañero es del hombre destruidor. El altivo de ánimo suscita contiendas; Mas el que confía en Jehová prosperará. El que confía en su propio corazón es necio; Mas el que camina en sabiduría será librado. El que da al pobre no tendrá pobreza; Mas el que aparta sus ojos tendrá muchas maldiciones. Cuando los impíos son levantados se esconde el hombre; Mas cuando perecen, los justos se multiplican.”
Proverbios 28:1-28 RVR1960
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“El hombre que reprendido endurece la cerviz, De repente será quebrantado, y no habrá para él medicina. Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; Mas cuando domina el impío, el pueblo gime. El hombre que ama la sabiduría alegra a su padre; Mas el que frecuenta rameras perderá los bienes. El rey con el juicio afirma la tierra; Mas el que exige presentes la destruye. El hombre que lisonjea a su prójimo, Red tiende delante de sus pasos. En la transgresión del hombre malo hay lazo; Mas el justo cantará y se alegrará. Conoce el justo la causa de los pobres; Mas el impío no entiende sabiduría. Los hombres escarnecedores ponen la ciudad en llamas; Mas los sabios apartan la ira. Si el hombre sabio contendiere con el necio, Que se enoje o que se ría, no tendrá reposo. Los hombres sanguinarios aborrecen al perfecto, Mas los rectos buscan su contentamiento. El necio da rienda suelta a toda su ira, Mas el sabio al fin la sosiega. Si un gobernante atiende la palabra mentirosa, Todos sus servidores serán impíos. El pobre y el usurero se encuentran; Jehová alumbra los ojos de ambos. Del rey que juzga con verdad a los pobres, El trono será firme para siempre. La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre. Cuando los impíos son muchos, mucha es la transgresión; Mas los justos verán la ruina de ellos. Corrige a tu hijo, y te dará descanso, Y dará alegría a tu alma. Sin profecía el pueblo se desenfrena; Mas el que guarda la ley es bienaventurado. El siervo no se corrige con palabras; Porque entiende, mas no hace caso. ¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del necio que de él. El siervo mimado desde la niñez por su amo, A la postre será su heredero. El hombre iracundo levanta contiendas, Y el furioso muchas veces peca. La soberbia del hombre le abate; Pero al humilde de espíritu sustenta la honra. El cómplice del ladrón aborrece su propia alma; Pues oye la imprecación y no dice nada. El temor del hombre pondrá lazo; Mas el que confía en Jehová será exaltado. Muchos buscan el favor del príncipe; Mas de Jehová viene el juicio de cada uno. Abominación es a los justos el hombre inicuo; Y abominación es al impío el de caminos rectos.”
Proverbios 29:1-27 RVR1960
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1 Timoteo 2:8
Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas, sin ira ni Contienda ……


Y no olvidemos que debemos estar en paz los unos con los otros para que nuestra oración sea agradable a Dios.
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Antes de comenzar con el devocional de hoy, tómate un tiempo en oración para pedirle al Señor que te ayude a comprender Su Palabra. No olvides que la Palabra de Dios ha sido inspirada por el Espíritu Santo, y si has puesto tu fe en Cristo, el mismo Espíritu vive en ti. El Autor de la Biblia está contigo; así que pídele que te ayude a entender lo que estás leyendo.
A continuación, mientras lees los capítulos de hoy, considera las siguientes preguntas para ayudarte a guiar tu lectura.
1 ¿Cuáles son los puntos principales del pasaje?
2 ¿Qué dicen los capítulos sobre el carácter de Dios? Considera algunas de las formas en que se describe a Dios.
3 ¿Cómo puedes ver que el Evangelio se relaciona con los versículos que has leído?
4 ¿De qué manera puedes aplicar la lectura de hoy a tu vida diaria?
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“Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén. Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad. ¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol? Generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de donde se levanta. El viento tira hacia el sur, y rodea al norte; va girando de continuo, y a sus giros vuelve el viento de nuevo. Los ríos todos van al mar, y el mar no se llena; al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo. Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol. ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después. Yo el Predicador fui rey sobre Israel en Jerusalén. Y di mi corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres, para que se ocupen en él. Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu. Lo torcido no se puede enderezar, y lo incompleto no puede contarse. Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí yo me he engrandecido, y he crecido en sabiduría sobre todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; y mi corazón ha percibido mucha sabiduría y ciencia. Y dediqué mi corazón a conocer la sabiduría, y también a entender las locuras y los desvaríos; conocí que aun esto era aflicción de espíritu. Porque en la mucha sabiduría hay mucha molestia; y quien añade ciencia, añade dolor.”
Eclesiastés 1:1-18 RVR1960
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“Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes. Mas he aquí esto también era vanidad. A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto? Propuse en mi corazón agasajar mi carne con vino, y que anduviese mi corazón en sabiduría, con retención de la necedad, hasta ver cuál fuese el bien de los hijos de los hombres, en el cual se ocuparan debajo del cielo todos los días de su vida. Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas; me hice huertos y jardines, y planté en ellos árboles de todo fruto. Me hice estanques de aguas, para regar de ellos el bosque donde crecían los árboles. Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa; también tuve posesión grande de vacas y de ovejas, más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén. Me amontoné también plata y oro, y tesoros preciados de reyes y de provincias; me hice de cantores y cantoras, de los deleites de los hijos de los hombres, y de toda clase de instrumentos de música. Y fui engrandecido y aumentado más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén; a más de esto, conservé conmigo mi sabiduría. No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque mi corazón gozó de todo mi trabajo; y esta fue mi parte de toda mi faena. Miré yo luego todas las obras que habían hecho mis manos, y el trabajo que tomé para hacerlas; y he aquí, todo era vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho debajo del sol. Después volví yo a mirar para ver la sabiduría y los desvaríos y la necedad; porque ¿qué podrá hacer el hombre que venga después del rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho. Y he visto que la sabiduría sobrepasa a la necedad, como la luz a las tinieblas. El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro. Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad. Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio. Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu. Asimismo aborrecí todo mi trabajo que había hecho debajo del sol, el cual tendré que dejar a otro que vendrá después de mí. Y ¿quién sabe si será sabio o necio el que se enseñoreará de todo mi trabajo en que yo me afané y en que ocupé debajo del sol mi sabiduría? Esto también es vanidad. Volvió, por tanto, a desesperanzarse mi corazón acerca de todo el trabajo en que me afané, y en que había ocupado debajo del sol mi sabiduría. ¡Que el hombre trabaje con sabiduría, y con ciencia y con rectitud, y que haya de dar su hacienda a hombre que nunca trabajó en ello! También es esto vanidad y mal grande. Porque ¿qué tiene el hombre de todo su trabajo, y de la fatiga de su corazón, con que se afana debajo del sol? Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos molestias; aun de noche su corazón no reposa. Esto también es vanidad. No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios. Porque ¿quién comerá, y quién se cuidará, mejor que yo? Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu.”
Eclesiastés 2:1-26 RVR1960
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“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana? Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida; y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor. He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres. Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó. Vi más debajo del sol: en lugar del juicio, allí impiedad; y en lugar de la justicia, allí iniquidad. Y dije yo en mi corazón: Al justo y al impío juzgará Dios; porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para todo lo que se hace. Dije en mi corazón: Es así, por causa de los hijos de los hombres, para que Dios los pruebe, y para que vean que ellos mismos son semejantes a las bestias. Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a las bestias, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que la bestia; porque todo es vanidad. Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo. ¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende abajo a la tierra? Así, pues, he visto que no hay cosa mejor para el hombre que alegrarse en su trabajo, porque esta es su parte; porque ¿quién lo llevará para que vea lo que ha de ser después de él?”
Eclesiastés 3:1-22 RVR1960
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“Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador. Y alabé yo a los finados, los que ya murieron, más que a los vivientes, los que viven todavía. Y tuve por más feliz que unos y otros al que no ha sido aún, que no ha visto las malas obras que debajo del sol se hacen. He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad y aflicción de espíritu. El necio cruza sus manos y come su misma carne. Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu. Yo me volví otra vez, y vi vanidad debajo del sol. Está un hombre solo y sin sucesor, que no tiene hijo ni hermano; pero nunca cesa de trabajar, ni sus ojos se sacian de sus riquezas, ni se pregunta: ¿Para quién trabajo yo, y defraudo mi alma del bien? También esto es vanidad, y duro trabajo. Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. También si dos durmieren juntos, se calentarán mutuamente; mas ¿cómo se calentará uno solo? Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto. Mejor es el muchacho pobre y sabio, que el rey viejo y necio que no admite consejos; porque de la cárcel salió para reinar, aunque en su reino nació pobre. Vi a todos los que viven debajo del sol caminando con el muchacho sucesor, que estará en lugar de aquel. No tenía fin la muchedumbre del pueblo que le seguía; sin embargo, los que vengan después tampoco estarán contentos de él. Y esto es también vanidad y aflicción de espíritu.”
Eclesiastés 4:1-16 RVR1960
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Proverbios 8:12
»Yo soy la sabiduría y vivo con la inteligencia;
pueden encontrarme con el conocimiento y la prudencia.
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2024/06/24 08:16:45
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